La primera cremación que se efectuó en nuestro Parque Memorial de Vida de Funeraria La Esperanza, fue de cuatro restos, cuya familia quería que se cremaran todos a la vez. Esa fue la petición inicial. Cada uno fue cremado individualmente como lo indican los protocolos y entregado a sus familiares en urnas independientes.
Inicio esta pequeña historia, porque donde está ubicado nuestro Parque Memorial de Vida, en el corregimiento de Bolombolo perteneciente al municipio de Venecia, en el suroeste del departamento de Antioquia en Colombia, aún se conservan muchos mitos y por ser una región cuya gente es muy conservadora en todo el sentido de la palabra, prevalece como destino final la inhumación.
Y el mito corresponde a la creencia de que no se le entrega a la familia las cenizas del ser amado que fue sometido a la cremación de su cuerpo.
Antes de la inauguración del Parque Memorial de Vida, los directivos de nuestra Funeraria La Esperanza, programaron unos conversatorios con pobladores de 21 municipios donde se tienen sedes de atención a los usuarios en el entorno geográfico del suroeste y occidente del departamento de Antioquia. El contenido de la temática de dichos conversatorios fue informar con profundidad la historia, la forma de proceder con el fallecido (a) y los beneficios de la cremación.
Así se hizo, municipio por municipio, donde la mayoría de los asistentes tuvieron como consulta y lo manifestaron como un tabú de “qué si las cenizas que se entregaban sí eran las del familiar que se cremó». Otros conceptos negativos frente al proceso de la cremación, es que existe la creencia de que en los hornos crematorios las cremaciones son masivas y que por consiguiente se juntan unas cenizas con otras. Lo que deja sin piso la certeza de que las cenizas son las de ese ser querido.
Para desvirtuar todas estas conjeturas, personalmente cuando hago el ritual de despedida del fallecido o fallecida, hablo del proceso a que se somete cada cuerpo. Nunca se habla de incineración del cuerpo, sino que informo de que la persona fallecida es sometida al proceso de deshidratación que se efectúa al recibir el calor que se genera dentro del horno crematorio, reforzando este hecho en que nuestro cuerpo posee algo más del ochenta por ciento de agua y por lo tanto se produce la deshidratación del mismo hasta llegar al final, que son sus propias cenizas.
Aun así, son más los cuerpos que se inhuman (aquí en Antioquia se dice se “entierran”) reiterando que influye mucho el legado de las generaciones anteriores que nunca tuvieron la cultura de la cremación.
Una experiencia que se vive constantemente, es que en nuestro Parque Memorial, las familias que asisten a la despedida llegan afectadas por la muerte del ser querido, pero al momento de recibir las cenizas lo hacen de manera natural y la mayoría manifiesta que ese cambio lo ofrece el sitio, ya que está rodeado del verde de las montañas que tiene nuestro departamento de Antioquia.
En esta pequeña reseña hay que contar que en Medellín, que es la capital del departamento de Antioquia, cerca del sesenta por ciento de los fallecidos por muerte natural se creman. Pero esa cultura de la cremación que existe en la capital, aún está lejana de aplicarse en nuestros municipios del suroeste y occidente, en donde funeraria La Esperanza aparte de Medellín tiene incidencia directa en el mercado funerario.
Desde la primera cremación de fallecidos que fue un seis de marzo de 2016, las cremaciones en nuestro Parque Memorial han crecido. La demostración de que las cenizas que se entregan si son del familiar cremado y la atención con mucho amor y cariño, hacia la familia que lleva y espera las cenizas, han multiplicado a favor la cultura de la cremación.
Sala de despedida del ser querido. Al lado izquierdo, con un paisaje de fondo y una cita bíblica, está el descensor.
La experiencia que he vivido durante estos dos años de realizar el ritual de despedida, me enseña que la familia debe estar rodeada en ese momento de ausencia del ser querido, de mucho cariño y que desde la llegada de su familiar, el tratamiento para la persona fallecida, es cómo si aún estuviera viva.
En nuestra sala de despedida luego del ritual, se coloca el cofre del fallecido en un des-censor que lo baja al horno para la cremación. Lo que causa un impacto positivo, es que la urna con las cenizas y acompañada por dos velones que la iluminan, regresan por donde ingresó el cofre con el cuerpo del fallecido. Y otro impacto muy positivo se da, cuando la familia recibe las cenizas, abre la urna donde están depositadas las tocan y las perciben aún calientes. Este hecho confirma que las cenizas sí son de su familiar.
Nuestro Parque Memorial de Vida, está compuesto por una capilla ecuménica, dos salas de velación con sus respectivos salones de descanso y un salón de despedida donde se realiza el ritual final.
Misa en la Capilla Ecuménica. Celebración de la santa misa católica con la comunidad de Bolombolo.
Al final del proceso, por las manifestaciones verbales y por los abrazos que uno recibe, se percibe que todo se hizo muy bien. Queda la satisfacción de un servicio bien prestado.
Adolfo Martínez Ricaurte
Administrador Parque Memorial de Vida.