El negocio de la Tanatopraxia | Blog - ALPAR
ALPAR - Asociación Latinoamericana de Cementerios y Servicios Funerario

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Desde hace varios años la tanatopraxia ha tomado un importante auge en América Latina, algunas funerarias comenzaron a tomar seriamente este tema y a darle la relevancia que tiene dentro del ritual funerario, sin embargo, hay que tener en cuenta que es una práctica algo desconocida para muchos, ignorada incluso por muchas legislaciones y normativas, por consiguiente, su acercamiento a sido meramente por curiosidad y aplicado de una manera muy empírica.

Esta práctica se volvió común en algunos países y algunas empresas funerarias, muchos de ellos lo asumieron con mucha seriedad y rigor, al punto de propiciar las capacitaciones del personal y la implementación de técnicas, instrumentos y dotaciones adecuadas para estos menesteres. Apenas ahora los países latinoamericanos están comenzando a legislar o al menos indagar acerca de la técnica, utilidad y el por qué de la tanatopraxia.

En este orden de ideas, aun podemos decir que estamos comenzando a hacer la tarea correctamente, pero estamos lejos de tener referentes de tanatopraxia importantes, salvo unas contadas empresas y algunos profesionales en el tema, de ahí en adelante solo hay entusiasmo, curiosidad y ánimos de emprendimiento.

No obstante, hay que recordar que tampoco tenemos ni las instituciones académicas ni gremiales que puedan ocuparse de este tema en general, labor complicada ya que en cada país y región se legisla diferente, además sus costumbres funerarias varían considerablemente; la falta de programas académicos válidos, licenciaturas y avales institucionales, unidos a la falta de conciencia del mismo gremio funerario que aun no comprende la labor del tanatopractor, su relevancia en el ritual ni su jerarquía en la funeraria, hacen que el oficio sea relegado a una actividad de “oficios varios”, por consiguiente muchos tanatopractores están en el piso  de la base salarial de la empresa o incluso están por debajo, en otras palabras, su oficio esta relegado al cuarto de atrás de las funerarias literalmente. Por consiguiente, tampoco emplean a las personas idóneas en muchos casos.

Para darle el lugar correcto a la tanatopraxia se necesitan tiempo, conciencia y capacitación principalmente, pero más importante es darle cabida dentro de las leyes y costumbres funerarias de cada país y región.

En el afán de profesionalizar la tanatopraxia, algunas asociaciones y empresas han invertido en capacitaciones profesionales, instructores certificados y reconocidos, intercambios académicos y profesionales, es decir han invertido con responsabilidad y seriedad en este campo, mientras tienen la oportunidad de contratar verdaderos profesionales en el tema.

Ahora, acá nace el “negocio” de la tanatopraxia; ante su creciente auge, la curiosidad y morbo que este proceso despierta, sumémosle la aparición de las redes sociales que dieron lugar a la “popularización” del oficio y a su idealización por referentes ficticios, que realmente no se compadecen de la realidad del quehacer funerario, que más allá de imprimir la solemnidad, respeto y recato requeridos, generaron una especie de “pop stars” ciegamente orgullosos del tema de exponer los cuerpos sin vida, la desnudez de la muerte, esta fama efímera y mal interpretada, propició la aparición de falsos profetas, la mayoría de ellos sin experiencia comprobable, sin títulos universitarios, sin avales académicos y mucho menos éticos, se dedican ahora a explotar y vender capacitaciones donde ni siquiera la costumbre funeraria lo permite y tampoco la legislación lo contempla.

Ahora bien, no estoy en contra del empirismo, yo mismo comencé y labore como empírico muchos años, estamos en un medio meramente empírico, carente de entes formativos (se cuentan en los dedos de la mano), carente de normas, pero donde hay personas muy responsables y serias que hacen tanatopraxia empírica confiable y de buena calidad, conozco muchos así, responsables, con ganas de servir y sobre todo con ganas de aprender, pero sobre todo trabajando con honestidad y hasta compartiendo sus conocimientos con humildad y seriedad.

Por eso llama la atención que de la nada aparecen personajes, cursillos, certificaciones y demás denominaciones en lugares donde la tanatopraxia es desconocida, este acercamiento es erróneo y raya con la deshonestidad, considero ofensivo y abusivo ofrecer expectativas profesionales y laborales donde no las hay, donde no las habrá en el corto plazo.

No estoy en contra de las capacitaciones, estoy muy a favor de ellas, pero avaladas académicamente por entes reales y verificables, estoy a favor que empíricos con vocación y ganas las impartan, pero tomando como punto de partida la seriedad y la honradez, estamos en un medio donde unos pocos capacitadores profesionales no alcanzarían a cubrir todo el espacio, necesitamos más profesionales y necesitamos que más empíricos se profesionalicen.

Creo que la tarea se está haciendo al revés. estamos ensillando sin tener caballos, ofrecen hacer tanatopraxistas donde no hay tanatopraxia, se ofrecen hacer tanatoesteticistas donde las funerarias aun no se preocupan por el asunto.

Hay que crear primero la necesidad, crear los elementos laborales y legales para que quienes estudian y busquen en este oficio su futuro laboral, de verdad lo puedan hacer, más allá de esto, es solo un afán mercantilista el que alienta muchos de estos cursos y al final solo genera desazón e inconformismo en quienes confiaron en esos programas.

Me preocupa aún más, que este espacio se preste para el engaño y las falsas promesas, la usurpación de títulos y avales profesionales, la obtención de recursos económicos, ventas engañosas y hasta malos usos de los mismos vendiendo ilusiones y humo, llevo muchos años en el oficio, y se con autoridad y confianza que hay personas equivocadas en su visión de la tanatopraxia, quizás algunos por inexperiencia, quizás en el afán de ofrecer algo nuevo, pero sería muy lamentable que en el apuro de hacer algo bien y beneficioso para al menos abrir el camino a la tanatopraxia y el mejoramiento del servicio y ritual funerario, se caiga en el “negocio” y más allá de enseñar y realmente capacitar solo se busque la ganancia inescrupulosa de dinero.

Solo me resta, después de esta reflexión, invitarlos a todos, funerarios, tanatopraxistas empíricos y profesionales, administradores y dueños de empresas y sobre todo a los “capacitadores” a revisar muy bien este tema, a hacerse cada uno una evaluación y al menos verificar a quien le están entregando su dinero y su confianza, y realmente que están recibiendo a cambio, cada uno llegue a sus propias conclusiones. No todo lo que brilla es oro.


Autor: Camilo Andrés Jaramillo Uribe.
Docente cursos de tanatopraxia ALPAR

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