Hacerse amigo de la oscuridad antes de entrar en la luz – Parte II | Blog - ALPAR
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Después de la pérdida de alguien cercano, la noche oscura del alma puede ser larga y muy turbia. En esos momentos es importante recordar que, si bien la oscuridad nos hace vulnerables, también nos puede calmar.

Antes de la llegada de la electricidad vivíamos gran parte de nuestras vidas en la oscuridad. Durante milenios los humanos se despertaban cuando el sol aparecía y se retiraban para el descanso cuando desaparecía. Claro que existían antorchas y velas que traían un poco de luz a la noche, pero la oscuridad prevalecía en muchas de las 24 horas del día.

¿Es posible imaginar la vida antes de la electricidad? ¿Sin aquella lucecita por la noche en la cocina, sin el brillo de la pantalla de la computadora, sin veladoras, sin faroles en las calles?

Conocíamos la oscuridad. Formaba parte de nuestras vidas tanto como la luz. En la oscuridad se ven las estrellas, se cuentan historias, se contempla la vida y la muerte. Cuando entramos en la oscuridad, después de algunos segundos nuestros ojos se acostumbran y pasamos a ver formas y sombras. La oscuridad nos vuelve vulnerables, pero también nos calma.

Algunas reglas o costumbres del duelo, como el uso de ropa negra por ejemplo, se consideraban como formas de reconocer la pérdida y honrar la necesidad de un cierto tiempo en la oscuridad; eran señales o símbolos de una profunda crisis espiritual. Porque al mismo tiempo en que la pérdida afecta todos los aspectos de nuestra vida – físico, emocional, cognitivo y social – es fundamentalmente una jornada espiritual. De hecho, una pérdida significativa nos hace sumergir en lo que C. S. Lewis, Eckart Tolle y varios otros autores llamaron de “la noche oscura del alma”.

Después de la pérdida de alguien cercano, la noche oscura del alma puede ser larga y muy turbia. Si usted está luchando tras una pérdida significativa, probablemente está habitando en esa larga noche oscura. Es incómodo y aterrador. Duele. Aun así, si usted se permite sentarse y quedarse quieto, sin luchar en contra, sin negar, o sin huir, usted percibirá que esa oscuridad tiene algo para enseñarle.

¿Ya se dieron cuenta de que tendemos a relacionar la oscuridad con cosas más que negativas, mientras que la luz representa espiritualidad y pureza? Oscuridad es noche, fantasma, cavernas, murciélagos, demonios y vampiros. Oscuridad también es ignorancia y vacío. Y cuando estamos “dark” queremos decir que estamos tristes, depresivos, con miedo. Sí, las emociones son más dolorosas y desafiadoras en la oscuridad, pero, ¿lo son? No, no lo son.

Ningún sentimiento es intrínsecamente bueno o ruin, él simplemente es. En cualquier momento surge como respuesta a lo que estamos viendo, oyendo, tocando, probando u oliendo. Otra forma de explicar los sentimientos es la de que son el método elegido por nuestra mente y cuerpo para comunicarse con nuestra alma. Los sentimientos son necesarios y nos enseñan.

Y entonces tenemos que volvernos hacia la oscuridad del duelo y reconocer esos sentimientos, entablar amistad con ellos. Pues es así que se aprende con ellos y que se destraba nuestra capacidad de transformación.

No podemos olvidar que el duelo es un proceso, y que entrar en la oscuridad, por lo tanto, requiere dosificación y soporte. La jornada del duelo no es una jornada solitaria.

Desafortunadamente en nuestra cultura narcisista somos conducidos a negar el dolor. Pero olvidar la verdad sobre la oscuridad no nos hace comprender el papel del sufrimiento. Si usted expresa su dolor abiertamente, amigos desavisados probablemente le aconsejarán que “siga adelante”, que “levante la cabeza”. Por otro lado, si usted se mantiene “fuerte” y “en el control de la situación”, esos desavisados van a felicitarlo por estar lidiando bien con el duelo. Y en realidad, lidiar bien con el duelo significa ser íntimo de su dolor.

La tendencia de los “fast funerals” o funerales rápidos, salteando y acortando etapas como el velorio y las ceremonias, es un ejemplo flagrante del intento de nuestra cultura de evitar un dolor normal y necesario. Robando un trecho de la canción de R.E.M., “shiny, happy people”, nos estamos olvidando que el verdadero propósito de un rito de despedida es entablar amistad y expresar nuestra oscuridad en compañía de otros que comparten los mismos sentimientos, y así podemos apoyarnos unos a los otros.

En la misma línea, el desequilibrio en el uso de drogas como antidepresivos, para ver la luz, nos quita la oportunidad de hacer amistad con la oscuridad. El desequilibrio normalmente ocurre cuando se usa un antidepresivo sin una concomitante terapia presencial.

En su libro LA CURA A TRAVÉS DE LAS EMOCIONES OSCURAS, la autora y psicoterapeuta Miriam Greenspan, describe un proceso de tres pasos para lidiar con las emociones oscuras. 1) Participar, 2) hacer amistad y 3) entregarse. Participar es sentir emociones oscuras en el cuerpo, reconocer su presencia y nombrarlas. Hacer amistad significa permitir que esas emociones estén presentes, no se las intenta reprimir, dispersar, evitar, negar, analizar o distraer. Simplemente se mantiene la conciencia atenta. Y finalmente entregarse significa dejar que las emociones fluyan a través de uno hasta que encuentren sus caminos o espacios.

“No existe sol sin sombras, y es esencial conocer la noche” – Albert Camus

La oscuridad del duelo es una experiencia necesaria. Es un tiempo natural de depresión, de quietud, de retirada, de inestabilidad y de dolor. Es una enorme lucha interior. Pero incluso durante el tiempo de oscuridad se puede, y se debe alcanzar pequeños huecos de claridad.

El símbolo chino yin-yang representa la dualidad de muchas experiencias en la vida. El formato del símbolo es un círculo perfecto, un todo. Componiendo este círculo, existen dos formas que parecen dos comas, una negra (yin) y una blanca (yang), y en cada una de ellas hay otro pequeño círculo del color opuesto. Este símbolo es una advertencia visual de que todo está compuesto de luz y oscuridad, que la luz y la oscuridad no son fuerzas opuestas, y sí complementarias, que solamente juntas forman el todo. Y los dos pequeños puntos nos avisan que nada es puramente claro u oscuro, bueno o ruin. La vida está hecha de personas, lugares, acciones, cosas y experiencias que son una mezcla de los dos.

En inglés dos palabras describen el duelo. Grief, que significa la experiencia interna de la pérdida y Mourn, que significa la expresión de la pérdida fuera de uno mismo.

En la oscuridad del duelo (grief), la expresión (mourn) enciende una luz de esperanza para los oyentes que la acogen con empatía y compasión.

Mientras se hace amistad con la oscuridad, la empatía y la compasión representan el brillo necesario para sobrevivir. Y entonces podemos pensar en la luz como sentimientos que queremos experimentar más: esperanza, gratitud, felicidad, alegría, placer, amor y paz.

Texto inspirado en el libro “The Paradoxes Of Mourning” de Alan Wolfelt. Autor de diversos libros sobre pérdida y duelo. Wolflet es Diretor del Center for Loss and Life Transition en Fort Collins, Colorado, en Estados Unidos.


Gisela Adissi
CEO del Grupo Primaveras en Brasil, Presidente de SINCEP y ACEMPBRA (Sindicato y Asociación de los Cementerios y Crematorios Particulares de Brasil) y una de las fundadoras del proyecto “¿Y si hablamos de duelo?”.

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