Actualmente es muy conocida la frase “no es por qué, sino el para qué”, casi se convierte en un modelo de pensamiento a seguir ante las crisis. Pues bien, estamos ante una evidente crisis y vale la pena hacer acopio de la frase citada para reflexionar algunos asuntos al respecto.
Respecto a la situación actual, nos enfrentamos a un cúmulo de pérdidas, algunas más evidentes que otras, pero todas apuntando a la necesidad de replantear nuestra forma de existir y de relacionarnos con la vida. Por un lado, nos encontramos ante la evidente pérdida del equilibrio físico el cuál es un componente de la salud en términos de la OMS. Con esta pérdida se asocian otras como la pérdida de la tranquilidad, la pérdida de los ideales frente a la estabilidad económica o el poder adquisitivo que son grandes imperativos de este tiempo.
Entonces, ¿para qué atravesar esta situación? cada persona debe responderse eso, sin embargo, algunas reflexiones que vale tener en cuenta en torno al tema son:
La naturaleza sigue siendo el sustento verdadero de la existencia: Entender que en épocas de parálisis económica sigue la naturaleza trabajando y generando al ritmo que siempre lo hace; además de observar cómo se despejan los paisajes en medio de grandes ciudades y cómo los animales discretamente vuelven a habitar espacios dominados por las ciudades, ayudan a reconocer el poder de resiliencia tan fuerte que existe en la naturaleza y cómo ella sigue siendo el verdadero sostén de la vida. En la página de la ONU se hace una interesante reflexión sobre el aporte ambiental que genera esta pandemia e invita a pensar de una manera diferente el modelo de crecimiento que se tiene hasta el momento. De igual manera, un artículo web del portal sostenibilidad semana, muestra con datos concretos cómo la naturaleza y los efectos de la contaminación en ella han sido visibles debido a la disminución de la carga contaminante de las actividades cotidianas, lo que se traduce en mejores condiciones ambientales para la propia subsistencia y la calidad de vida.
La fragilidad de nuestro modelo económico: Es una ironía que las sociedades modernas tanto que centran sus esfuerzos en tener, en conseguir bienes y servicios, en adquirir un status, se vean paralizadas por un microorganismo, algo que ni siquiera vemos a simple vista lo neutraliza casi todo. Creo que es no sólo una clara lección de humildad sino también una invitación a mirar cuáles son las cosas que realmente se sostienen a lo largo de la vida y no tienen que ver con las condiciones externas sino con aquello que tiene cada ser humano en su interior y que permite la relación con la vida.
La empatía es un acto cotidiano: No necesitamos grandes catástrofes que abarquen la atención de los medios para pensar en el otro, y tampoco necesitamos mostrar generosidad como un acto de lástima o superioridad moral, es un acto de mirar al otro con profundo respeto en su día a día, aportar desde lo que cada uno pueda brindar a una sociedad sin necesidad de esperar protagonismo o que acontezcan crisis profundas, cada día implica levantar y sostener la vida y lo que hacemos por otros, no demanda de grandes crisis sino de una intención continua.
¿Qué es lo importante?: Dentro de todas las frases que se vuelven máximas en la sociedad, también es común escuchar que el mejor momento que se tiene es el presente, que el hoy es lo importante, bueno; pues vale la pena pensar cómo estamos viviendo el hoy, a qué se le da importancia en la vida, qué se está sacrificando del propio ser por seguir otras demandas con el fin de obtener reconocimiento y ser visto con buenos ojos, como si se aprobara el examen para existir y ser alguien. El simple hecho de estar vivos es ya suficiente mérito, con todo lo que ha significado para cada uno su historia de vida personal y aunque muchas veces eso no da lugar a un reconocimiento de los demás, si permite encontrar una satisfacción real relacionada con el sentido de vida.
Autor: Julian Martinez.
Psicólogo de la Unidad de Acompañamiento
Funeraria Campos de Paz
Asociado de ALPAR en Colombia.